El animé y los videojuegos formaron parte de la infancia, del presente y seguramente del futuro de muchas generaciones, sobre todo a partir de los años 80’ y 90’, cuando Dragon Ball, Supercampeones, Digimon, One Piece o Naruto (por mencionar quizás las más populares) llegaron a las pantallas de Latinoamérica.
Estas series acompañaron a los jóvenes y a los que ya no lo eran tanto a lo largo de los años, compartiendo buenos y malos momentos a su lado. El valor de nostalgia y de amor por estas producciones es algo de lo que Power Up se nutre a la hora de realizar sus presentaciones, interpretando las canciones de estas creaciones que sin duda, todos nos sabemos de memoria. “Creamos nuestro repertorio teniendo en cuenta los comentarios del público, nos gusta saber qué quieren escuchar para interpretarlo juntos”, compartió Flavia, su vocalista principal.
“Desde hace 11 años, Power Up está revitalizando la música de los videojuegos y el animé en grandes conciertos audiovisuales”, completó su director Mariano a la hora de explicar el concepto de la orquesta hoy en día. Entre 30 y 70 músicos son los que dicen presente en escena para exprimir al máximo el potencial que éstas canciones tienen, sintiendo el calor del público cantando a su par, incluso en japonés.
En esta ocasión especial también se sumará al evento el reconocido cantante mexicano César Franco, voz original de las canciones de DIGIMON y de muchos otros animes, quien deleitará al público con su talento incomparable.
¿Cómo definirían Power Up hoy?
Mariano: Power Up es una orquesta argentina que tiene 11 años revitalizando la música de los videojuegos y el animé en grandes conciertos audiovisuales. Ofrecemos espectáculos en Argentina, España, Chile, Uruguay y Paraguay.
Flavia: Según el show, somos entre 30 y 70 músicos en escena y todo el show se completa con visuales sincronizados y un repertorio elegido por nuestro fans.
¿Siempre fueron esa cantidad de músicos o fue creciendo con el tiempo?
Mariano: Fue una consecuencia del crecimiento que tuvo la orquesta por parte del apoyo de la gente. Comenzó con una big band, una formación más orientada al jazz, pero con una power band de rock atrás.
Hoy en día somos muchos músicos, la verdad que la forma en la que está escrita la música es pensando desde el centro musical hacia afuera. Eso le da un toque de personalidad.
Flavia: Además, según el show, se suman músicos específicos. Cuando hacemos la música de Los Caballeros del Zodiaco no puede faltar el arpa, por ejemplo, o en ciertos temas, sumamos tambores de taiko o ese tipo de cosas que necesitan la música.
Tengo que preguntarles por su videojuego favorito…
Mariano (quien lleva puesto un buzo del videojuego Legend Of Zelda): No me hagas eso.. Es muy difícil. Todo lo que se relaciona con Zelda es muy disruptivo. Por ejemplo, casi todo lo que jugamos hoy en día está infectado por el germen que dejó Ocarina of Time.
Flavia: Mi videojuego favorito por excelencia es Donkey Kong, tiene un lugar especial en mi corazón. Me acompañó en la Game Boy verde horas eternas. Me enseñó a ser perseverante, es algo que me apasiona y me encanta verme representada en un mono que no tiene nada que ver conmigo. Es hermoso.
¿El repertorio se ve afectado por la nostalgia?
Flavia: Tenemos una gran parte del repertorio que es por ahí de los 90, tanto de videojuegos como de anime donde la nostalgia juega un papel importantísimo. Hay mucho de Dragon Ball, Caballeros del Zodiaco, Super Mario, Sonic… Y bueno, también de videojuegos como Zelda, porque es necesario y es lo que los fans vienen a buscar… Conectar con la sensación que esos juegos le daban.
Mariano: Hay algo que me gustaría agregar y es que existe un concepto alrededor del concierto que es el momento que vivimos los frikis. Los clásicos ya son clásicos, y no pertenecen tanto a lo friki, sino a la Cultura Pop en general. En segundo término, me parece que hoy en día los animé y videojuegos más modernos ya emigraron de ese entorno friki y se convirtieron en parte de la cultura como algo más.
La realidad que nos rodea es de gente que le gustan los videojuegos y el anime, por eso digo que ya no nos escondemos más. Me parece que ya infectamos a toda la sociedad. Ganamos los frikis.
¿Cambió el estereotipo de friki?
Flavia: Totalmente, a nuestros shows viene todo el mundo mostrando abiertamente qué le gusta, haciendo cosplay o simplemente reflejándolo con algún detalle. Además, el promedio de edad es 30 años, algunos incluso ya vienen con los hijos y comparten su pasión por algo que jugaban o veían siendo chicos.
Hubo un golpe duro en la cultura geek con la muerte de Akira Toriyama (creador de Dragon Ball), ¿tienen pensado algo especial para su show en Luna Park con respecto a ello?
Flavia: En realidad dedicamos gran parte del show a Dragon Ball ya de por sí. También a Doctor Slum, otra gran obra de Toriyama que incluso hicimos en catalán cuando fuimos a España. Él es una eminencia, le debemos todo, y tiene gran porcentaje del show que es para él.
Mariano: Creo que Toriyama puso a Japón en Latinoamérica, marcó un antes y un después. El concepto de Animé llegó después de Dragon Ball, es increíble. Además él era un tipo que tenía un gran humor e instaló ese humor y lenguaje en nuestra cultura y forma de comunicar. En el show buscamos la manera de vivirlo y reinterpretarlo lo mejor posible.
¿Qué significa para ustedes llegar al Luna Park?
Mariano: Es el cielo. Por ahí cuando uno arranca a estudiar música o un instrumento, no empieza pensando en que se va a dedicar a ello, pero sí puede cerrar los ojos y ver un escenario, bueno, nuestro escenario es el Luna Park.
Para los argentinos es un venue con mística, hay mucha historia detrás, pasaron los mejores y para nosotros es un hito llegar ahí porque nuestra música no es convencional. Si bien podemos tocar rock, funk, folklore, tango… Llevar la música de los frikis tan alto por primera vez tiene un factor especial para nosotros que nos llena de orgullo.
Flavia: Estamos muy felices también de ver la gran acogida que tuvo por parte de la gente. Estamos superando todas las expectativas y todos los números por demás. Tenemos una puesta increíblemente ambiciosa sobre el escenario referido a artística, bailarines, instrumentos especiales… Orgullo pleno.
¿Cómo imaginas el momento de subir al escenario y cantar frente a todo ese público?
Flavia: Es distinto y yo lo vivo con, primero, una alegría enorme, pero también una gran responsabilidad porque esta música nos pertenece a todos. O sea, son canciones que le estás cantando al niño interior de mucha gente. Tenés que cuidarlo y dedicárselo con mucho respeto. Y bueno, lo mismo con el japonés.
Intento que sea lo más prolijo y lo más correcto posible para que todos lo disfruten.
¿Estudias japonés en el día a día o preparas las canciones?
Flavia: La realidad es que cada canción tiene también una forma de haber sido cantada por el cantante original y eso es una cuestión que tiene que tener el cuidado de remitir bien a la memoria, pero intentando hacerlo tuyo también, para que tenga esa cuota de nostalgia de la original. Entonces yo intento que se parezca a la forma en que lo cantan originalmente.
Es increíble, es que estos temas son himnos, hay una cuestión ya simbólica en cada uno.
¿Cuál es el que más te apasiona cantar?
Flavia: Me encanta cantar Cha-La Head-Cha-La (primer opening de Dragon Ball), es el himno por excelencia. Es universal. En japonés, por ejemplo, me gusta mucho cantar Evangelion, es una de las canciones con las que comienzo y todo el mundo la sabe y la canta conmigo.
Además del Luna Park, ¿qué otros lugares visitarán?
Mariano: Estamos sorprendidos y muy felices de visitar por primera vez Paraguay. Vamos a ir a Asunción y creo que también anunciaremos una nueva función.
Lo mismo en Uruguay. Están a full, ya tenemos una segunda función. También vamos a recorrer mucho más Argentina, literalmente porque nos dio la gana. Estamos visitando Gualeguaychú, Tandil Bahía de nuevo, Rosario y Córdoba, donde son súper fans.
También vamos a sumar Colombia, Perú y Brasil. Estamos en un momento de expansión, lo único que recibimos del público es amor y comentarios increíbles.. Es un momento soñado.
