jueves, abril 18, 2024

Samuel Morse y la historia del primer mensaje telegráfico

La idea del telégrafo se le ocurrió al pintor estadounidense Samuel Morse un día de 1836, cuando venía de regreso a su país desde Europa al escuchar una conversación entre pasajeros del barco sobre electromagnetismo.

Allí comenzó a investigar sobre el tema y se obsesionó tanto, que vivió y comió durante meses en su estudio de pintura, tal como anotó en su diario personal. A partir de artículos de su estudio como un caballete, un lápiz, piezas de un reloj viejo y un péndulo, Morse fabricó un aparato voluminoso.

El funcionamiento básico era simple: si no había flujo de electricidad, el lápiz dibujaba una línea recta. Cuando había ese flujo, el péndulo oscilaba y en la línea se dibujaba un zigzag. Paulatinamente, Morse introdujo varias mejoras al diseño inicial hasta que finalmente, junto con el maquinista e inventor Alfred Vail, creó el código que lleva su nombre.

Surgió así otro código que puede considerarse binario, pues de la idea inicial se pasó a considerar un carácter formado por tres elementos: punto, raya y espacio. Con la ayuda de placas de contacto y un lápiz especial, que era dirigido por electricidad, las señales podían ser transmitidas por alambres de calidad pobre.

El 6 de enero 1838, Morse primero probó con éxito el dispositivo en las industria siderúrgica en Nueva Jersey y el 8 de febrero de ese año, hizo otra demostración pública ante un comité científico en el Franklin Institute de Filadelfia, en Pensilvania.

Al llegar a este punto, Samuel Morse, después de buscar infructuosamente fondos para desarrollar su invento, logró que el Congreso de Estados Unidos aprobara en 1843 la asignación de 30 mil dólares para la construcción de una línea experimental de 60 kilómetros entre Baltimore y Washington, usando sus equipos.

El primero de mayo de 1844, la línea se había completado en el Capitolio de los Estados Unidos. en Annapolis Junction. El 24 de mayo de 1844, después de que la línea fue terminada, Morse hizo la primera demostración pública de su telégrafo enviando un mensaje de la Cámara de la Corte Suprema en el Capitolio de EE.UU. en Washington, DC para el ferrocarril de B & O en Baltimore.

La primera frase transmitida por esta instalación fue “¿Qué nos ha traído Dios?”, cita que pertenece al capítulo 23 y versículo igual del Libro de los Números del Antiguo Testamento. El telégrafo de Morse-Vail se difundió rápidamente en las dos décadas siguientes. Hasta su muerte, Morse se preocupó por la difusión y las mejoras de su telégrafo, abandonando su profesión de pintor.

Locución de Pita Fortín. 

por Radio Perfil

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