viernes, abril 19, 2024

Tame Impala: hacer siempre lo mismo no es una opción

Dio uno de los shows más impactantes de Lollapalooza presentando por primera vez en Argentina su disco The Slow Rush. Antes de su recital, entrevistamos a Kevin Parker a través de una intensa charla en la repasó lo ocurrido en estos años, su presente y futuro.

El 18 de marzo de 2016 Tame Impala se presentó por última vez en nuestro país y ninguno de los felices presentes imaginó que tendrían que esperar hasta el 2023 para volver a verlos. Justo cuando la banda alcanzaba su momento de mayor popularidad con Currents, Kevin Parker decidió que era mejor desacelerar un poco el ritmo. Es que contrariamente al imaginario popular, todas las responsabilidades de la banda recaen en los hombros del australiano (en vivo se presenta con un grupo de amigos). Tímido, introspectivo y propenso al perfeccionismo -aunque ya no tanto como cuenta- Parker escribe, graba, interpreta, produce y mezcla todo el material de Tame Impala por su cuenta. Posee su propio estudio casero, y no tiene problemas en alquilar algún hogar Airbnb alrededor del mundo apenas la inspiración lo visita con ganas de trabajar.

“Cuando soy yo quien lleva la antorcha, no se pasa la antorcha, soy yo todo el camino”. Sin embargo, el break del proyecto no significó descanso en el sentido literal de la palabra: el éxito de Currents decantó en solicitudes de producción y colaboraciones por parte de los artistas más importantes del mundo. Todo un desafío para un trabajador solitario hasta la médula: “Hay una fiesta en mi cabeza y nadie está invitado…” canta en “Solitude is bliss” de InnerSpeaker (2010).

La metamorfosis social comenzó cuando Parker finalmente decidió arriesgarse a expandir los límites de su círculo creativo. Mark Ronson, Camila Cabello, Travis Scott, The Weeknd, ASAP Rocky, Kali Uchis y Gorillaz son algunos de los artistas que recibieron el sí del exigente australiano para sumarlo a sus filas.

«Kevin puede hacer cualquier cosa», dice Mark Ronson. “Él puede tocar cualquier cosa, y lo hace increíblemente bien. Tiene instintos melódicos asesinos. Y una estética increíblemente genial cuando se trata de sonidos, sin siquiera tratar de ser genial. Puede ser intimidante colaborar con alguien así, pero también su visión de las cosas es tan única que nunca quiero perderme eso”, concluye.

Tame Impala se presentó en Lollapalooza Argentina con un show de otro planeta. Un espectáculo psicodélico completo con láser, efectos visuales caleidoscópicos y un enorme equipo de luces que dejaron como si fueran de juguete al resto de las puestas en escena del festival.

Antes que nada, nos interesa saber como estas de salud luego de la fractura de cadera…

Me estoy sintiendo mejor, avanzo de a poco. Cada día me siento más “móvil” lo cual es muy bueno. Todavía no puedo caminar, pero un día de estos pronto voy a volver a caminar y estoy esperando ansioso por ese día.

Pasaron siete años desde tu ultima visita a nuestro país…

Wow! ¿Tanto pasó?

Tame Impala recorrió el circuito indie argentino como cualquier banda nacional emergente. Se presentaron en Niceto en el año 2012, dieron el paso a Vorterix en el 2013, luego el festival Music Wins en el 2014 y llegaron a Lollapalooza en el 2016.

Antes solías venir seguido a nuestro país, casi todos los años estabas de visita, ¿qué pasó esta vez? ¡Teníamos un romance con ustedes!

¡Lo sé! Mirá, voy a ser cien por ciento honesto con esta respuesta: cada año que pasa le pregunto al managment: “¿Cuándo vamos a ir a Latinoamérica? ¿Cuándo vamos a Argentina?” No recordaba que hubiera pasado tanto tiempo, obviamente con la pandemia hubo unos años que no contaron. Armar un tour por lo general es algo muy difícil de organizar. Tiene que ser en el lugar indicado, por las razones indicadas, la agenda, todo tiene que coincidir para que se den las cosas. Pero honestamente estuve esperando mucho tiempo para venir aquí, Argentina es uno de esos lugares que es importante para mi visitar. No se porqué paso tanto tiempo, creo que una mezcla de situaciones, pero lo bueno es que finalmente estoy aquí.

Hablemos un poco de Slow Rush. Si bien es un disco que editaste hace tres años, nunca tuvimos la posibilidad de hablar de él. Decinos si estamos equivocado, pero creo que “One More Year” -la primera canción- es el ADN del álbum, tiene la llave y las claves de lo que viene después.

-Si, definitivamente. Me gusta incluir en los discos una canción que se plante y sea como una declaración de los objetivos, mensajes y valores que hay en el álbum. “One More Year” deja establecido el tono para el resto de las canciones.

El tiempo es el concepto en torno al cual gira Slow Rush. Vivimos en una era extraña en la cual el tiempo pasa y nadie parece prestar atención. ¿Qué es lo que estás intentando transmitirnos?

No es que yo esté intentando decir necesariamente un solo mensaje, creo que la experiencia humana del tiempo es algo que siempre fue importante para mí. Es algo emocional para mí, es muy difícil de explicar, de hecho, la razón por la cual hablo de eso en mis canciones se debe a que es muy difícil expresar, no puedo ni siquiera ponerlo en palabras. Es algo similar a una emoción, es el sentimiento de que tu vida está en movimiento: no hay ninguna experiencia más profunda que darte cuenta de que tu vida está progresando. Recordar algo que pasó hace cinco o diez años y preguntarte: “¿De verdad pasó tanto tiempo?” De repente te das cuenta de que pasaron algunos años casi sin darte cuenta, y es como: ¡Mierda, mi vida está pasando! Es esa sensación que intenté plasmar a lo largo del disco.  Hay ciertas etapas de la vida que te das cuenta de que el tiempo ya pasó y no podés volver atrás. O imaginarse donde vamos a estar dentro de 10 años, son experiencias difíciles de asimilar.

De hecho, nos pasó hace unos minutos cuando te dije que hacía siete años que no venías a Argentina…

Exacto (ríe).

Hay varios versos interesantes en el disco, uno de mis preferidos es “If there was trouble in the world we didn’t know / If we had a care, it didn’t show (Si había problemas en el mundo, no lo sabíamos / Si algo nos preocupaba, no se notó). Suena a como se siente cuando alguien está viendo a Tame Impala en vivo. No hay problemas, solo disfrute, todo está bien en ese momento.

Esa letra en particular me hace sentir orgullo de haberla escrito porque de alguna manera logré resumir como me sentía en ese momento. Es una especie de charla con mis amigos. Ahora tenemos muchas responsabilidades. Tenemos estas nuevas vidas adultas, y no hay ningún aviso, es algo que simplemente ocurre, sin darte cuenta. ¿Te acordás hace un año atrás, o cinco años atrás, cuando no nos importaba nada? ¿Te acordás cuando no había que preocuparse por nada? Ni siquiera había que preocuparse por lo que íbamos a hacer al día siguiente. Y de repente esa parte de tu vida vuela y desaparece sin que te des cuenta. Ahora tenés que trabajar, tenés que ganar dinero para sobrevivir, ahora si tenés que pensar en que vas a hacer mañana, y el día siguiente, y la otra semana, y así. ¿Qué estamos haciendo? La canción es una especie de recordatorio de ese pasado que alguna vez tuvimos. Cuando no había que preocuparse de nada.

Pero la canción te da un recreo: “OK, hagámoslo un año más” …

¡Claro! la solución que encontramos a eso. ¿Cómo aceptamos y abrazamos esta nueva realidad? Vamos a vivir un año más de “al carajo con todo”.

Hace poco dijiste que desde Currents comenzaste a confiar más en tus instintos y no tanto en sobre- trabajar la música. Siendo un perfeccionista como vos, ¿cómo encontrás el balance entre instintos y perfección?

¡Hummm no sé! Todavía no lo sé, estoy aprendiendo todo el tiempo. Pero alguien me dijo hace un tiempo una frase que me quedó grabada en la mente: “La perfección es enemiga de lo bueno”.  Y de alguna manera siento que mi vida fue un poco así (ríe) fui atravesando cada día de trabajo creando cosas. La música de Tame Impala -es más, toda la música que yo hice y hago- es muy personal para mí, y es algo que siempre hago por mi cuenta. Todo está bajo mi responsabilidad, cargo mucho peso sobre mis hombros, y quiero que mi música sea buena porque al ser personal es un reflejo mío.

Por lo general es algo con lo que siempre lucho, a veces quiero editar algo y me doy cuenta de que no está listo todavía, y a medida que estoy creciendo y madurando fui aprendiendo a dejarme ir un poco más y soltar ese sentimiento de perfección. Dejar que lo que sale sea lo que simplemente es. No tiene que ser perfecto, porque si intentas que algo sea perfecto, probablemente termines haciendo algo peor a lo que tenías.

Al fin y al cabo, también sos humano.

La música tiene que ser humana. Es mucho más importante que la música suene humana a que suene perfecta.

Hablemos de las visuales del show, porque además de ser increíbles, te van acompañando con la música. Lo más importante es que no distraen, sino que acompañan. ¿Consideras el aspecto visual de tus shows tan importante como un instrumento?

Es muy importante que no te alejen de la música. Hay que crear un balance, en un show a mi me gusta estar estimulado por los ojos también. Pero no hay que perder de vista que es un recital, y lo más importante pasa por la música. Pongo mucha energía en hacer que encajen. Quiero hacerlo una gran experiencia. Cada persona después hace su propia interpretación, cada recital es diferente, y también las personas van a buscar cosas diferentes: algunos están más interesados en la música, otros en que la cabeza les explote con las visuales y los láser. Creo que es un balance. Me importan mucho, le dedico mucho tiempo y esfuerzo.

En los últimos años tuviste colaboraciones con muchos artistas de diferentes géneros. Siendo un trabajador solitario como vos, ¿cómo te sentiste comparando diferentes puntos de vista con otros artistas?

Siempre es diferente, esa es una de las cosas que lo hacen mas interesante. Cada una de las veces que trabajé con otras personas siempre fue diferente. Son individuos diferentes, de géneros diversos y eso lo hace muy apasionante por un lado y por el otro, asusta.  Siempre estoy interesado y curioso por ver que sale de una colaboración, a veces es grandioso y otras no tanto; pero creo que es parte de eso. Con Tame Impala soy solo yo, no hay otras variables dando vueltas. Si resulta diferente es porque yo lo quise hacer diferente, pero con las colaboraciones es como tirar los dados y ver que pasa.

Siguiendo con eso, hace unos años dijiste que querías ser el próximo Max Martin. ¿Seguís pensando lo mismo?

Si, todavía es algo que quisiera. Es una de las ambiciones que tengo. No es particularmente que quiera ser el próximo, sino más bien como tener una ambición, un objetivo. ¡Pero hay tantos productores talentosos! Desde que hice esa declaración, conocí muchas personas que probablemente si sean los próximos Max Martin (ríe). Así que todavía tengo un largo trecho que recorrer, pero disfruto mucho del camino. Con Tame Impala yo simplemente hago arte, hago la música que amo. Pero tener una ambición como esa requiere trabajar de otra manera.

Tame Impala creció muchísimo en los últimos años: pasaste de tocar descalzo en lugares pequeños a encabezar los festivales más importantes del mundo. ¿Es la misma experiencia?

Lo vivo de una manera diferente. Creo que es importante crecer, y cuando hablo de crecer no quiere decir necesariamente en cantidad, no se trata de pasar de shows pequeños a shows grandes. Lo que importa es evolucionar, además pudo haber sido diferente, podría haber comenzado mi carrera encabezando festivales y pasar a shows pequeños. Lo importante es evolucionar. Hacer siempre lo mismo no es una opción.

Slow Rush salió cinco años después de Currents y dijiste que no querías tomarte tanto tiempo para sacar tu próximo álbum. Solo quería recordarte que ya pasaron tres años desde el lanzamiento, ¿estás trabajando en nuevo material?

(Ríe) ¡Muchas gracias por el recordatorio! Sigo pensando lo mismo, no quiero que pase tanto tiempo. No me gusta decir que estoy trabajando en cosas nuevas o que no estoy trabajando. Pero considerando que Tame Impala soy solo yo, puedo decirte que mantengo lo que dije.

Latest articles

spot_imgspot_img

Related articles

spot_imgspot_img