viernes, marzo 29, 2024

España tiene un problema: sus matriculaciones caen de forma drástica y los coches eléctricos son testimoniales

El sector del automóvil no pasa por su mejor momento en España. El cierre de 2022 ha confirmado lo que ya temíamos: una nueva bajada en las matriculaciones. Concretamente han sido 813.396 los coches matriculados en nuestro país el pasado año, por los 859.477 vehículos de 2021, un 5,4% menos, después de un diciembre para olvidar, con una caída del 14,1%.


Félix García, director de comunicación y marketing de ANFAC, apunta a “factores exógenos como la guerra de Ucrania o los confinamientos por la política de Covid Cero de China. Además de la crisis económica con alza de precios energéticos, inflación y tipos de interés, la tormenta perfecta se ha completado con estos cuellos de botella en los transportes marítimo y por carretera”.

Los resultados han provocado que el pesimismo se haya instalado entre los fabricantes y los concesionarios. “La incertidumbre con la que cerramos 2022 nos impide vislumbrar un cambio para este 2023. Manejamos dos escenarios: un crecimiento escueto del 5%, es decir, 870.000 unidades, al que habría que sumar un 10% adicional si se solucionan los cuellos de botella en la producción, con lo que nos iríamos a 960.000 unidades. Ninguna de las dos previsiones es una buena noticia, porque estamos muy lejos de las cifras que veíamos antes de la pandemia”, ha concluido Raúl Morales, director de comunicación de FACONAUTO sobre el 2022.

Lo cierto es que nuestro país no sólo está pasando por un momento complicado en lo que a compra de coches se refiere (un 35% antes que la pandemia y cifras que no se veían desde hace nueve años). Los próximos meses se plantean complicados en plantas de Ford, Volkswagen y Stellantis, con reajustes de plantilla en mente.

No es país para eléctricos (ni electrificados)

Con Europa presionando para aumentar las ventas de vehículos electrificados, España se resiente a la compra de automóviles impulsados por este tipo de tecnología e, incluso, el problema es mayor de lo que dicen los datos.

A grandes rasgos, en España se han vendido 480.662 unidades puras de combustión (-7,25%), de las cuales 341.063 unidades corresponden a vehículos gasolina y 139.599 unidades se corresponden con vehículos diésel. Ambas tecnologías han caído sensiblemente pero es el gasóleo el que más lo ha hecho, con un acumulado de un -18,44%.

Es necesario sumar todos los combustibles alternativos (332.734 unidades) para obtener más matriculaciones que los vehículos de gasóleo y acercarse a los gasolina.

Pero este dato tiene truco. Según los datos publicados por ANFAC, 243.267 unidades del total vehículos alternativos son híbridos (un 25,63% de cuota de mercado). Sin embargo, en estas cuentas no se discrimina el grado de hibridación de los vehículos, por lo que se mete en el mismo saco al híbrido no enchufable como al híbrido de 48 Voltios que, en la práctica, apenas rebaja unas décimas el consumo del coche pero sí puede obtener la pegatina ECO de la DGT.

Las cuentas demuestran que, pese a los cambios que esperamos en 2023 en materia de movilidad, los compradores siguen optando por los modelos de combustión interna o con una ligera hibridación.

Un techo de cristal

Mientras que países como Francia o Alemania han disparado sus ventas de coches eléctricos y han superado con holgura el 10% de la cuota de mercado, nuestro país empieza a marcarse el 5% del total como un objetivo realista.

2022 ha acabado con el coche eléctrico representando un 3,79% del mercado. Es superior al 2,68% del año pasado y el crecimiento es de un 31,28%. Pero, pese a todo, está muy lejos de los mercados punteros europeos y especialmente lejos de las previsiones que a estas alturas situaban al coche eléctrico del 13% a finales de 2022.

Además, hay que tener en cuenta que si bien el coche eléctrico está creciendo, su cuota de mercado también se ve beneficiada de unos resultados globales muy pobres (si se venden menos coches, es más sencillo alcanzar una cuota de mercado superior).

Que los híbridos enchufables se hayan quedado en un 5,01% también demuestra que a los coches de mayores baterías les sigue costando arrancar. En parte porque estamos muy por detrás de los enchufes que deberíamos tener instalados a estas alturas y en parte porque el mercado se ha encarecido y España no se ve como un mercado competitivo por parte de los fabricantes.

Tal y como nos han confirmado las propias marcas, los distribuidores europeos observan las tendencias y los coches con grandes baterías se destinan a mercados con mejores salidas. Esto repercute en un mayor tiempo de espera para recibir el vehículo, que contrasta con la facilidad para comprar un diésel o un gasolina, coches que sí se destinan a nuestro país con mayor facilidad.

No es casualidad que las firmas chinas y estadounidenses que están desembarcando en Europa estén dejando de lado a nuestro país durante los primeros lanzamientos. Es un problema que acaba por repercutir en una menor competencia que pueda reducir los precios globales y facilitar el acceso a una tecnología que tiene que seguir sufriendo un mal reparto de la red de recarga.

Foto | Crosby Hinze

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