jueves, marzo 28, 2024

Historia del cine: así fue la primera proyección cinematográfica pública

El 28 de diciembre de 1895 los hermanos Lumière realizaron la primera proyección cinematográfica pública.

Fue en el Salon indien del Grand Café, en el número 14 del Bulevar de los Capuchinos de París. 

Ya se habían realizado anteriormente proyecciones de Auguste y Louis Lumière, pero habían sido privadas y con el fin de experimentar ante grupos de científicos.

El programa constaba de diez breves películas con cintas de una extensión de 20 metros cada una,  realizadas por Louis Lumière e interpretadas por sus familiares y amigos. 

La duración total fue de 20 minutos y el precio de la entrada fue de 1 franco.

Se recuerda especialmente “La Salida de los Obreros de la Fábrica Lumière” por ser la primera en ser rodada.

Con “La Llegada de Un Tren”, muchos espectadores salían disparados de sus butacas al ver como la formación se acercaba hacia ellos como “saliendo” de la gran pantalla.

Las primeras proyecciones tuvieron unos ingresos bastante mediocres y en la función inaugural sólo se consiguieron 35 francos.

Sin embargo, esos primeros espectadores propagaron por toda la ciudad la noticia de aquello de lo que habían sido testigos privilegiados.

Esta publicidad de tipo “personal” reemplazó de forma eficaz la falta de prensa por lo que pronto multitudes de personas se congregaron al lugar para acceder a las proyecciones. 

Clément Maurice, un antiguo empleado de los establecimientos Lumière, fue el encargado de organizar las primeras proyecciones. 

Según relató, “aquellos que se decidían a entrar salían sorprendidos y a menudo los veíamos volver trayendo a todas las personas que conocían y que habían podido encontrar”.

Para renovar los programas, en los primeros días de enero de 1896 los Lumière habían incorporado “El regador regado”, el primer filme narrativo y cómico de la historia del cine.

En 1897 se incendió en el Bazar de la Charité la máquina utilizada para las proyecciones provocando 126 víctimas mortales.

El aparato funcionaba a base de oxígeno y éter por lo que era altamente inflamable.

A partir de esta tragedia, muchos pensaron que había llegado el fin del cinematógrafo.

Sin embargo, después del triunfo logrado en París, se abrieron en ese mismo año y el siguiente cuatro salas de proyección nuevas en la capital francesa, además de una en la ciudad de Lyon.

En pocos años, el crecimiento se extendió a Europa y Estados Unidos generando una incipiente nueva industria a la que muchos comenzaron a llamar el “séptimo arte”.

La historia también es noticia. Radio Perfil.

por Radio Perfil FM 101.9

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